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domingo, 19 de agosto de 2012

Políticos pirómanos

Estamos en época estival y todo se ralentiza, hasta las ganas de escribir. La indolencia y la galvana se habían apoderado de mi ... hasta que ya no pude mas al oir los reproches cruzados entre las distintas administraciones acusándose por la responsabilidad de la gestión de los devastadores incendios que asolan el país. La irresponsabilidad de estos nuestros políticos llega al delirio. He acabado de leer el interensantísimo libro La Casta Autonómica de Sandra Mir y Gabriel Cruz y no me resisto a incluir unas notas del capítulo dedicado a este tema. Pone la carne de gallina, pero solo es una mas de las desastrosas consecuencias de tener una estructura de Estado como la nuestra. El incendio empezó en Riba de Saelices, Guadalajara, el 16 de julio de 2005, sábado … El fuego se apagó el miércoles 20 de julio. En el transcurso de esos días murieron once miembros de los equipos de extinción y se arrasaron trece mil hectáreas de bosque, «una de las mayores catástrofes naturales de la historia de nuestro país», según la juez instructora … La desgracia fue que este fuego ocurrió justo en una zona fronteriza entre Castilla-La Mancha y Castilla y León. Uno de los focos estaba a tan solo ocho kilómetros de Soria. Allí los retenes esperaban preparados para prestar su ayuda, pero nadie se la pidió. La competencia era solo de los equipos manchegos. ¿Sabe de dónde venían los medios de extinción? Pues de todos los sitios de Castilla-La Mancha, hasta de Albacete, que estaba a trescientos sesenta kilómetros. De todos, menos de los puntos más cercanos al fuego. Porque estos eran de otra comunidad autónoma. El caso es que el domingo por la tarde, cuando ya habían muerto los once miembros del retén, la entonces consejera Rosario Arévalo activó el nivel 2 de emergencia. Eso significaba que se solicitaba ayuda a los medios del gobierno para intervenir.¡El nivel 2! ¡Pedir ayuda al Estado! Algo poco común. Un miembro de un retén nos lo contaba así: «Yo veía el humo del incendio durante todo el fin de semana. Estábamos con los brazos cruzados, y cuando por fin el lunes nos mandaron a actuar se extinguió en dos días» … El absurdo llega hasta extremos insospechados. Alejandro Suárez es uno de los más experimentados pilotos de helicópteros contra incendios que hay en España … Siempre recordaré el día en el que estaba apagando un fuego en la provincia de Ourense, en el parque del Xurés, rozando ya la frontera con Portugal. Extinguimos la zona asignada sin mayor contratiempo. Mientras refrescaba con agua el perímetro del mismo, vi saltar un conato de incendio frente a mi posición. Informé de inmediato a la central de incendios: «¿Central?, aquí Xurés 21»,. Les alerté: «Me dispongo a extinguir deforma inmediata un conato incipiente que tengo en mi zona. Se encuentra al oeste del río que cruza la zona del incendio recién sofocado». No recibí contestación, así que insistí: «Central,¿recibido?». «Sí, estamos enterados. Negativo a sus intenciones». Yo seguí insistiendo: «Le confirmo que estamos a escasos metros del conato y con una descarga de agua lo podemos liquidar. En caso contrario, se podría desbocar de forma incontrolada». Y me contestaron otra vez: «Negativo». ¿Sabes por qué era? Porque el incendio que tenía frente a mis narices estaba en la parte portuguesa de la frontera. El fuego se descontroló, pasando finalmente a España; claro que para entonces un helicóptero ya no era suficiente para extinguirlo. No fue la única vez. Alejandro estaba destinado en la base de Lozoyuela, al norte de Madrid. Desde su base vio un pequeño conato de incendio que se había escapado de un basurero justo en el límite autonómico con Guadalajara. «Estábamos pegados al fuego, a unos diez kilómetros. Avisé del conato en la zona de Uceda en Guadalajara, y otra vez negativo. Porque, cómo no, tenían que acudir los de Castilla-La Mancha. El medio más próximo de extinción de esa comunidad autónoma estaba a más del doble que nosotros. Así que estuvimos con los brazos cruzados esperando a que el fuego se hiciese más grande y cruzase a Torremocha del Jarama, a nuestra comunidad, para salir a extinguirlo». Hay diecisiete protocolos de actuación en extinción de incendios, uno por cada comunidad. Imagínese lo que supone para un piloto que trabaja en una comunidad tener que acudir a otra porque le han pedido como refuerzo. Los procedimientos operacionales se hacen de forma diferente … ¿Te imaginas que el diseño de las señales de tráfico y los límites de velocidad en carretera vayan cambiando según se cruzan distintas comunidades?. Comenta uno de estos pilotos que a veces ni siquiera entienden a la central: «En cinco comunidades se habla con preferencia su lengua autonómica. Por eso no es raro escuchar por radio: “¡Por favor, si quiere que tire el agua donde me indica, hágalo en un idioma que entendamos los dos!”». Os deso un feliz verano. Por mi parte estoy pasando un verano de primera en Madrid. La ciudad está casi desierta, pero con todo lo necesario para disfrutarla intensamente: está abierto el Museo del Prado, el Corte Ingles y los que quedamos nos damos cita en la plaza de Santana y alrededores, con un ambiente magnífico ... ¿se puede pedir algo mas?. Por cierto, os recomiendo el libro de forma entusiasta y felicito a los autores.