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sábado, 13 de octubre de 2012

Cicerón lo tenía claro ...


A propósito de ciertos planes de Lucio Sergio Catilina para subvertir las leyes de la República y proclamarse Consul, pronunció Cicerón en el año 63 a.C. un valeroso discurso en el Senado romano denunciando los planes del conspirador y obligándole a abandonar sus planes y la ciudad.

En uno de los pasajes mas significativos, denunciaba Cicerón que "no faltan entre los senadores quienes no ven los peligros inminentes o, viéndolos, hacen como si no los vieran, los cuales, con sus opiniones conciliadoras, fomentan las esperanzas de Catalinia y, por no dar crédito a la  conspiración naciente, le dan fuerzas".

Casi al inicio del discurso en el que destapaba las oscuras maquinaciones del conjurador para presentarse como salvador de la patria, ya le había amonestado: "quiero hablar contigo de modo que  no parezca que me inspiras el odio que mereces, sino la misericordia a la que  no eres acreedor".

Cerraba Cicerón este discurso («¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia?»), primero de otros tres que pronunciaría unos días después, con un deseo: "Márchate Catilina para el bien de la República, para desdicha y perdición tuya y de cuantos son tus cómplices".

 Substitúyase "senadores" por diputados, políticos y toda esa canalla y Catilinia por, permítaseme el chiste fácil, Catalino y cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia ... con la España de hoy.

Dicen que era Catilina un hombre brillante y audaz, pero también populista y demagogo, además de cruel, ambicioso y sin escrúpulos.

Yo no digo que sea Mas eso, pues hace mas de dos mil años que murió. (*)

Ahora no caigo, pero les puedo asegurar que me recuerda a un político ... ¡dita sea!

 (*) ¡Huy!, disculpen por la eme mayúscula, pero no sé en qué estaba pensando

1 comentario:

  1. Buen pasaje el que nos trae a colación Doctor Nagarme. E ilustres protagonistas, sobre todo me refiero a Ciceron (y a Catilina si la comparamos con Mas x Menos = Menos). Con distintos formatos, la historia se repite; y si hablamos de la historia de Roma con más razón, pues no es baladí que el Derecho Romano siga siendo la piedra angular del Derecho moderno. Pero la historia también nos dice , que estamos condenados a repetirla.

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