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martes, 3 de enero de 2012

Cada oveja(o) con su pareja(o)

Este es mi primer blog. Y no trata de economía, sino sobre la unión de personas del mismo sexo … aunque soy economista y no homosexual. Pero solo quiero provocar un pocoEn las discusiones sobre justicia y derechos, las controversias morales y religiosas no deberían tener cabida, a no ser que esté en juego la definición sobre lo que es un ser humano. Esta afirmación, que deja pocas dudas de su veracidad cuando se aborda la cuestión del aborto, pierde fuerza cuando se analiza el debate del casamiento entre personas del mismo sexo.
Vamos a partir de una generalización muy aceptada (como todas las generalizaciones, claro): los individuos deberíamos ser libres para escoger los compañeros conyugales que nos parezca oportuno.
¿Merecen el mismo respeto y reconocimiento las uniones de gays y lesbianas que las que nuestra sociedad otorga al casamiento sancionado por el Estado?. Es así como la cuestión moral se hace ahora patente e inevitable. El Estado tiene no dos, sino tras posturas que puede adoptar: 1) reconocer solo las bodas entre hombre y mujer. 2) reconocer igualmente las bodas entre personas del mismo sexo y de sexos opuestos y 3) no reconocer ningún tipo de casamiento y dejar que el papel tradicional del Estado sea ocupado por asociaciones privadas.
Quien se haya alarmado por el tercer punto debería considerar los beneficios que las leyes de unión civil o de “compañeros domésticos” han traído a parejas no casadas pero que viven juntas o tienen un acuerdo social, en tanto que gozan de la protección del gobierno, de los derechos de herencia y de la custodia de los hijos .
En Estados Unidos existe la Directriz 3 que, aunque no ha sido aplicada hasta ahora por ningún estado, podría considerarse una solución ideal en el debate sobre el casamiento. No trata de abolir el mismo, sino que lo considera ajeno al Estado y deja de ser una institución sancionada por él. El analista político Michael Kinsley defiende esa Directriz y la lleva un poco más allá al considerar “que las personas deberían celebrar sus uniones con quien les plazca y deberían considerarse casados cuando así lo quieran. Es mas, si tres personas se quisieran casar, o una persona se quiere casar consigo misma, que lo hagan. Si el casamiento fuese una cuestión solamente privada, todas las discusiones sobre el casamiento gay serían irrelevantes”.
Estamos hablando de tener autonomía de decisión y libertad de elección. Mutatis mutandi, debería ser aceptada entonces como una opción posible la poligamia consensuada, ¿o no?. Lo dejo planteado. No me voy a meter hoy en este jardín.
La cuestión del casamiento entre personas del mismo sexo va a depender de lo que consideremos sea su propósito u objetivo (el télos aristotélico). Quienes lo repudian alegan que sanciona el pecado y no cumple, además, la función social de la procreación. Es, evidentemente, un error, ¿se pregunta acaso a las parejas heterosexuales si pueden o tienen la intención de tener hijos por medio del coito?. La fertilidad no es una condición para el casamiento … ni para el divorcio. Es el EXCLUSIVO Y PERMANENTE comprometimiento de la pareja la condición sine qua non del casamiento civil.
Estamos ahora, al menos yo lo estoy, en condiciones de responder a la pregunta anterior: la relación entre personas del mismo sexo merecen tanto respeto cuanto las de los heterosexuales.


Nagarme

2 comentarios:

  1. Me alegro de leerte y de tu estreno. Honda reflexión la tuya pero que no termina de convencerme. Si vas al origen del matrimonio (derecho romano, derecho griego) y hablo de matrimonio, no de gustos sexuales, la formalidad de tal figura venía dada además de por los derechos civiles que protegía (que sí se pueden copiar) por lo que representaba de garantía para la descendencia por la unión del hombre y la mujer (que éso no es copiable); por mucho que las técnicas hayan avanzado se sigue necesitando de un ovulo y un espermatozoide para que haya vida. A partir de ahí buscas madre de alquiler o donante o lo que quieras; pero dos personas del mismo sexo por sí nunca podrán tener descendencia. Eso es lo que el matrimonino como tal figura quiso significar en su origen por mucho que hoy se trate de tapar, olvidar o despistar. Siendo así , si los homosexuales pueden contraer matrimonio,la unión de dos personas de distinto sexo será otra cosa superior. Llamemosle como quieras, pero distinta y superior desde luego.

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  2. En primer lugar indicar que me ha parecido excelente la exposición.

    Mi planteamiento siempre va a ser, como el que hasta el momento he podido leer en este blo, de respeto a todas las ideologías. Este mismo respeto es el que me hace defender la libertad de acto mientras no limite la libertad de tu prógimo.

    Defiendo la posibilidad de que cada uno pueda unirse en contrato, publico o privado con quien sin coacción quiera.

    Que esto lleve a pensar en una comuna, o en uniones con Barbies o con Dora la Exploradora, también hay libertad para ello.

    Pero cada acto y hecho tiene su denominación. Un sofá es un sofá, por mucho que alguien se empeñe en que también sofá es un taburete. Otra cosa es que alguien quiera desprestigiar el valor de todos los sofás adjudicándole ese nombre a cualquier objteto en el que apoyar las posaderas.

    Quítale el valor de descanso que tiene el sofá, y nadie querra "echarse encima". En ese momento, dejará de esnuciarse como se está haciendo ahora.

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