Acabo de reincorporame al trabajo tras unos días de vacaciones . Es en estos momentos cuando de verdad arranca para mí el nuevo año. Mi mesa de trabajo y enseres están aparentemente tal como los dejé, con la diferencia de que entonces eran testigos del deber cumplido al acabar el año y ahora son testigos de todo lo que queda por hacer en el que comienza. Tan sólo en cuestión de días. No importan los Km recorridos, partimos de cero.
Me embarga una mezcla de pereza y hastío cuando lo pienso. Todo pasa, todo pasa , repito a modo de mantra que los monjes budistas practican ante la adversidad. Sonrío por fuera y aprieto los dientes hacia dentro para meterme en faena ya pues sé lo que me juego, pero sin olvidar que mi horizonte vital va más allá de las paredes de esta oficina y recordando a Leon Felipe cuando escribía: " No en la primera sino en la última página de la crónica es donde está escrito el nombre verdadero del héroe; y no al comenzar sino al acabar la jornada, es cuando acaso pueda decir el hombre cómo se llama".
Primer reto del año: acabar la jornada.
Cada día.
Interesante el tema de los retos... hace poco una amiga me comentaba el efecto cambio de año en su gimnasio... todo esto da que pensar, no? nos ponen o ponemos objetivos con el cambio de año (lectivo, natural o chino), pero sólo pasa el tiempo abstracto, los momentos, instantes... las cosas. Aprovechemos cada momento y dejemos de inventarnos barreras temporales... si quieres hacer algo, hazlo ya... nuestros jefes se encargarán de marcarnos los "objetivos" menos importantes... jejeje
ResponderEliminarPrimer reto del año: dejar las drogas, jajaja.