Este fin de semana mi mujer y yo hemos estado con un grupo de amigos en Campoamor (Murcia), disfrutando de la playa, del golf y de la gastronomía de la zona.
El Domingo, momentos antes del regreso a Madrid, estuvimos comentado los típicos argumentos del que termina las vacaciones y está sufriendo ya los rigores del día a día, y como siempre pensé en lo bien que se puede vivir en una pequeña ciudad, alejado de los problemas de las grandes urbes.
Obviamente, no es lo mismo estar de vacaciones que trabajando, pero tampoco es lo mismo sufrir atascos diarios, tardar una mañana para hacer un par de gestiones o aguantar la mala educación que provoca el stress y el amparo de la impersonalidad urbana.
Cierto es que, también puedes disfrutar en la gran ciudad, de todo tipo de cosas que necesites, pero la verdad es que cada vez estas son menos, y en lugar de las mismas se prefieren la tranquilidad y cercanía del sitio pequeño, de caracteres más pacíficos y menos coléricos, del saludo en la calle y de un paseo por la playa o el campo.
Algunos están todo el año, esperando a una simple caña con un platito de jamón del mono y la brisa del mar.....
Me lo va a decir Vd a mí,Don Dorian (que mal suena) que vivo en mitad de la campiña de la sierra norte de Madrid, donde el mero ruido de las torcaces al amanecer del verano es demasiado ruido para el que estamos acostumbrados. Pero eso sí, luego trabajo en el corazón de Madrid y paso lo mío en el coche, por ello mi empresa me va a trasladar con aumento de empleo (que no sueldo) más cerca de mi casa a fin de que pueda conciliar mejor y a la par darme un homenaje con birra y jamón de mono , no en vacaciones de verano, sino todo el año.
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