Me cansa la crítica permanente. Creo que es necesaria. Nos hace mejorar, ya sea constructiva o destructiva. La distinción entre ambos tipos de crítica se hace para salvar una amistad o un respeto necesario. Pero me canso cuando la crítica se abstrae del contexto, o del pasado inmediato.
Estamos inmersos en una verdadera reestructuración de la economía, hasta el punto de que hay quien ya califica el estado del bienestar como insostenible. El entorno en el que se realiza es de una estrecha dependencia entre Estados. Dependencia que hace que las reglas de juego estén, en su mayor parte, ya establecidas.
Y entre las reglas de juego se establece que ningún Estado puede mantener un endeudamiento que pueda hacer peligrar el futuro del estado de bienestar, al menos más de lo que ya está. Y estas reglas de juego no son de noviembre pasado, ni de noviembre de 2010. Son del mismo sentido común que nos marca nuestras actuaciones en nuestra casa, en nuestra economía familiar.
Mariano, don Mariano, nuestro don Mariano, ya sabía con qué se iba a enfrentar. No es la primera vez que les pasa. Y sus primeras medidas ya tienen denominación: “El marianazo”. Denominación propia de quienes habiendo llevado a la ruina económica a nuestro reino, critican a quien toma las medidas que se debían haber tomado dos años atrás. Con la diferencia de que hace dos años se podían haber tomado por el lado del gasto público. Ahora ya no es suficiente.
Me cansa este país en el que la necedad toma partido todos los días. Me cansa que no se haya dado margen ni analizado las consecuencias inmediatas que las medidas del gobierno están teniendo entre los inversores. Un Estado paga por lo que le prestan, y si no convence, paga más.
Confío en las medidas tomadas, dolorosas. Pero igualmente pido firmeza en encontrar culpables de esta situación. Porque también me cansa que, excusándose en la democracia, quienes han sido corresponsables de esta masacre económica, sean lo mejor que tienen quienes gobernaban para constituir una oposición firme. Me agota que se mantengan en sus sillones los que se defienden así mismos bajo el escudo de una defensa de los trabajadores.
Estamos en un país en el que saltarse un semáforo puede llevar a perder el carnet de conducir, pero que utilizar libremente el dinero público sin justificación, y hasta un nivel de despilfarro, está libre de cualquier responsabilidad. Un país en el que la justicia es buscar la “rehabilitación” de quien de forma permanente delinque, aunque eso suponga pisotear más los derechos del agredido.
Tengo la fe de que España no es un país para necios. En mi esperanza quiero pensar que ya hay tantos que no cabe ni uno más.
Lo único que se le critica a D. Mariano, o sobre todo, es que no dijese la verdad de lo que iba a hacer, a sabiendas. A sabiendas quiere decir que lo conocía y a mí no me cabe ninguna duda. Dicho lo cual, es verdad que a lo mejor no tiene más remedio y que los "otros" (como la película de Amenabar) se han ido de rositas.
ResponderEliminarMuy bueno Octavio me ha gustado mucho, pero creo que todavía se merecen una oportunidad no están los tiempos para rasgarse las vestiduras, por el momento. Ojala que todas estas medidas y recortes sirvan para reconducir este país y no para hacer aeropuertos sin ingresos y llenos de funcionarios, primos y cuñados de políticos sinvergüenzas.
ResponderEliminarCoincido con Tordesillas, aunque iria un poco mas lejos. Tengo que decir que los españoles somos muy bobos, muy cobardes, hemos perdido toda dignidad y por lo tanto nos merecemos lo que nos pasa, lo que nos pasó en el pasado inmediato y lo que nos pase en el futuro próximo. Se nos va la fuerza por la boca y por las tertulias radiofóncias.
ResponderEliminarCreo que incluso que peor que el "marianazo", es que el nuevo gobierno NO HAGA NADA civil y penalmente para castigar a quienes nos han mentido, se han gastado nuestro dinero y nos han dejado en una situación tan lamentable. En este aspecto, si soy un indignado. Es una tomadura de pelo.
Pero no van a hacer nada, porque mañana pueden ser a ellos a quienes se les pidan cuentas. La maquinaria política se ha fabricado un modo de vivir a costa del ciudadano. ¿Usted dejaría su modus vivendi voluntariamente?.
Entonces, ¿hay diferencia entre votar a uno o a otro?. Muy poca, muy poca. Estriba solo en que te la claven un poco mas o un poco menos. Claro que cuando ya te la han calvado hasta en fondo, como sucedió con ZP, ¿que mas da?
Está claro que por encima de matices, acuerdos , y desacuerdos aquí hace falta una limpieza de tres pares....Y una vez limpio, gente que sea honrada, sincera y competente.
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